sábado, 31 de agosto de 2013

Comentando el 26º Encuentro curasopp



Comentando el Encuentro (y algo más)


Eduardo de la Serna



Acabamos de terminar el 26º Encuentro nacional de Curas en la opción por los pobres, hemos hecho público nuestro mensaje a la sociedad y hemos vuelto a nuestras comunidades después de casi 4 días de encuentro. Después de esto, quisiera hacer algunas reflexiones que –espero- puedan servir.

El encuentro tiene habitualmente siempre el mismo esquema. Temprano por la tarde del lunes nos vamos encontrando, saludando, comentando y compartiendo. Después de eso, solemos hacer una mirada más o menos exhaustiva de la realidad (nacional, social, política, económica, eclesial…). Para eso, solemos invitar a alguien a que nos ayude a tener una visión amplia (caso contrario, nuestro riesgo obvio sería mirar desde nuestra perspectiva siempre local, por aquello del árbol y el bosque). Este año, nuestro compañero Marcelo Ciaramella –que desde hace años está trabajando temas sociales y está terminando su maestría después de su licenciatura-. La sensación general –creo interpretar- es que fue bueno, aunque nos quedamos con las ganas de profundizar más. Un tema de tiempo.

Los días martes y miércoles suelen ser los días en los que entramos en el tema que nos fijamos en el encuentro anterior. En este caso nos interesaba hablar sobre “la Iglesia de los pobres” e invitamos a Raúl Vera, obispo de Saltillo, México, y ex obispo coadjutor de Samuel Ruiz, en Chiapas. Lo que solemos hacer son dos charlas por día (mañana y tarde al empezar cada momento) y luego reuniones en grupos con las consignas que da el invitado. La mañana empieza con una oración, y antes de la cena terminamos con la Eucaristía. La parte celebrativa fue excelentemente bien preparada, muy profunda y ahondando en el tema del encuentro. Con cuadernitos de celebraciones y cancioneros –en mi opinión, y de muchos- excelentes; y acompañados con fotos de compañeros que nos precedieron en el camino.

La participación del obispo Raúl fue brillante. Sus charlas profundas, amenas (¡qué capacidad de contar chistes y anécdotas!) y sobre todo, su testimonio maravilloso. La satisfacción fue unánime. Y –acá entro en un tema que me parece que hay que tener en cuenta- el obispo quedó fascinado con el grupo. No dejó de decirlo por activa y por pasiva. “Algo habremos hecho”.

Finalmente, el jueves solemos hacer la evaluación del encuentro y las propuestas para el año próximo. En este caso, celebramos haber sido un número interesante (éramos 35) y la participación de curas nuevos (6 que vinieron por primera vez). Como tema para el año próximo, la propuesta fue centrarnos en lo eclesiológico, especialmente mirando algunos “olores primaverales” que muchos creen poder sentir en la Iglesia con la elección de Francisco. Y algo que celebramos unánimemente fue el clima excelente, de compañerismo, alegría, concordia. Realmente debo decir que no lo esperaba, ¡y cómo lo celebro! 

Algunas cosas aparte:

Después de la cena del martes, los interesados pudieron ver un documental llamado “Clase media” que propuso Marcelo como complemento a su charla. La noche del miércoles vimos una película mexicana que trajo don Raúl sobre la terrible situación de los migrantes en la frontera entre México y Guatemala centrada en una historia real de una chica: "La vida precoz y breve de Sabina Rivas". El miércoles, después del almuerzo, muchos quisimos pedirle su testimonio histórico – ministerial a Alberto Carbone (89 años), así que nos juntamos con cámaras, grabadores y videos en una jugosa charla de casi 2 horas. 


En lo personal, quisiera señalar algunas cosas algo aparte de esto (aunque disparada por el “marco”):

Creo que una mirada desde una perspectiva internacional nos puede ayudar mucho. Los argentinos solemos creernos como una suerte de ornitorrinco, en el sentido de “rara avis”, que somos únicos. Y mirarnos desde nuestro ombligo. Pero después nos damos cuenta que entre nosotros pasan las mismas cosas que entre nuestros vecinos. Argentina no fue ajena a la década de las “democracias populistas” en los 70, las dictaduras de los 80, la hecatombe neoliberal de los 90 y las recuperaciones de los 2000. 

Y mirar lo que pasa a nuestro alrededor puede servir –lo creo firmemente- para alertar, mirar, pensar lo que puede venir.

+ Mirar los golpes no sanguinarios de Honduras y Paraguay, y sus intentos en Bolivia y Ecuador no nos deberían dejar tranquilos. No solamente por solidaridad “tercermundista” con nuestros hermanos, sino porque siempre están allí latentes los peligros. También entre nosotros.

+ Recordar la sepultura del “ALCA” en Mar del Plata, no significa que se fueron “con el rabo entre las patas”. Los TLC siguen. Y es bueno mirar lo que pasa en estos días en Colombia: Bogotá paralizada antes de ayer, con muertos y heridos, militarizada ayer. Todo por un paro (“paro menor” lo calificó el presidente Santos, seguramente porque era paro de campesinos, a los que parece tratar de gente menor, como bien lo dijo el obispo de Tunja). Los que pararon fueron los paperos y cebolleros, especialmente. En crisis total por el TLC con EEUU. Ese TLC que en Colombia se “vendió” como la panacea, la maravilla que hará que Colombia despegue. Ese mismo TLC que aniquiló las economías pobres en México. Ese mismo TLC que significa “estar insertados en el mundo”, y que los defensores del neoliberalismo en Argentina querían para nosotros, y seguramente querrán si logran volver al gobierno.

+ La situación de los migrantes, tan cruel y realistamente presentada en la película de  Luis Mandoki. No está de más recordar que las “remesas” (la plata que giran a sus familiares locales aquellos/as que han logrado llegar a “la Nueva Jerusalén”) es la principal fuente de divisas en casi todos los países de Centroamérica, y fue una de las principales en Argentina cuando explotó el país “gracias” al neoliberalismo. Es tanta la tentación y los sueños que genera que se arriesgan al cruce de la frontera, con agentes yanquis incluidos… ¡en la frontera entre México y Guatemala!, ¿qué tiene que ver EEUU allí? Es patético ver cómo México –un país digno y soberano- se ha transformado en el preservativo gringo en estas cosas: los colombianos, que necesitan visa para entrar en México, pueden entrar también ¡¡¡si tienen visa yanqui!!!; un colombiano no puede viajar en avión a Centro América si no tiene el boleto de vuelta, y es directamente frenado en el aeropuerto de Bogotá. Colombianos, Venezolanos, Centroamericanos se arriesgan al cruce de la frontera donde no sólo se arriesgan al maltrato de la policía de Migraciones, y los agentes gringos, sino a ser descuartizados por las maras a las que aquellos dejan campo libre (y decir “descuartizados” es absolutamente literal). Y los que logran pasar, suelen viajar en un tren hasta el norte de México, tren llamado “la Bestia” por motivo obvios; tren que se detiene decenas de veces para que los que viajan paguen “peaje” en dinero, cuerpos o vidas a la misma “Mara Salvatrucha”. Es cierto que en general –salvo ciertos sectores culturales- los argentinos en general han optado por migrar hacia Europa –España e Italia especialmente, aprovechando sus raíces- pero si bien no existen allí esos riesgos (o no demasiados; porque basta con ver la situación de los balseros desde el África) la crisis económica –también producto del neoliberalismo- no parece que los trate demasiado bien.

+ El Tratado del Pacífico, evidentemente para contraponerlo al Mercosur, del que participan los países “de derechas” (Chile, Perú, Colombia y México) no nos debería dejar tranquilos; eso muestra cómo “las Embajadas” trabajan por aquello de “divide y reinarás” y cómo muchos grupos “de adentro” son más activos que la misma diplomacia imperial. Y acá no dejo de recordar cómo los cables de “la Embajada” muestran cómo no sólo apoyaron económicamente al diario El Mercurio para crear un clima destituyente contra Salvador Allende, sino también cómo apoyaron a grupos de izquierda porque también ayudaban a crear ese mismo clima.

+ Esto –y mucho más que se podría agregar- es lo que me invita a estar alerta. Cuando Mirta Legrand dice: “¿qué me importa Honduras?” o cuando Jorge Lanata dice irónicamente, “¡El futuro está en África!”, y cuando varios proyectos políticos insisten en que “estamos fuera del Mundo”, que hay que “volver al Mundo” (el “Mundo” entendido como el “primero”, porque el “tercero” no existe, es Honduras, o África… como cuando hablan de “Guerras Mundiales”, porque sólo ellos participaron), eso me hace temer. Y tener militancia en contra. ¡No quiero volver a “ese mundo”!, no quiero que me violen o descuarticen, o que los paperos o cebolleros salgan desesperados a la calle, no quiero que los únicos argentinos felices sean los que llegaron a la “Tierra prometida” o los que comercian con ella. No quiero que los pobres sean cada vez más pobres a causa de ricos cada vez más ricos. 

+ Y esto me hace mirar nuestra actual realidad. La realidad “post-PASO”. Tengo muchas críticas al gobierno, hay muchas cosas que no me gustan o convencen. Pero una cosa son los sueños, ideales y utopías, y otra es la realidad. Hacia esas utopías quiero caminar, pero desde este lugar, con estos instrumentos, estos medios, estas personas. Me imagino un director técnico, un director de orquesta, un párroco que llega para empezar; no puede hacer lo que sueña, lo que desea. Tiene que hacer lo mejor posible con “estos medios”. Si el director tiene un excelente flautista y un mal violinista, mal haría en tocar el concierto para violín y orquesta de Tchaikovski, aunque lo desee.  Lo digo mirando personajes bastante detestables que están en la política nacional (como varios gobernadores o intendentes del conurbano), y lo digo mirando la siempre necesaria tensión entre la realidad y los ideales, entre Aristóteles y Platón. Pero también miro a Massa, al PRO (¿cómo puede salir segundo Del Sel en Santa Fe, o Baldassi en Córdoba?), a De Narváez, o al socialismo que prefiere a Capriles, o a Cobos y me espanto. Y no tengo dudas; porque tengo críticas, sí, pero no dudas.

+ Y miro el poder impresionante de los MCS y su capacidad de instalar “agenda”, y la importancia central que todos dan a la “inseguridad” (palabra polisémica si las hay), justo cuando hay la información nos dice que los homicidios son la tercera causa de muerte traumática, siendo los accidentes de tránsito y los suicidios las dos primeras. Cuando se ve que la oposición se dedicó en las campañas a una suerte de “ondas de amor y paz” porque toda la campaña “sucia” de la crítica, la denuncia, y embarrar la cancha la hacía Clarín y su monopolio. 

Nuestra opción por los pobres no nos deja tranquilos. La vida (y la muerte) de los pobres está en riesgo. Siempre lo está, precisamente porque son pobres. Y nuestra responsabilidad está en anunciarles “Buenas noticias”. Buenas que no sean meras ilusiones, ni “opio del pueblo”, que sean concretas, llenas de esperanza en pasos reales, en utopías con caminos posibles. 

El obispo Raúl se “deshizo en elogios” a nuestro grupo; y eso ya lo habían hecho antes, como González Faus, Pedro Trigo y otros; y eso debería hacernos pensar. Pensar en cargar las pilas, pensar en “seguir andando, nomás”, pensar en invitar a otros, nuevos o viejos, pensar en que es verdad que otra Iglesia es posible, pero en esa “otra Iglesia” –con nuestras limitaciones, pobrezas, conflictos- estamos llamados a ser parte. Parte en el anuncio del evangelio de la liberación y la vida, parte de mostrar a otros y otras, creyentes o no, que las utopías sirven para caminar. Y en eso estamos.


Pintura de Rafael Sanzio, “La Escuela de Atenas” tomada de http://museodehistoriamoderna.blogspot.com.ar/2012/08/la-escuela-de-atenas-rafael-sanzio.html

jueves, 29 de agosto de 2013

Curasopp 2013



30 años caminando en democracia

Grupo de Curas en la Opción por los Pobres. 



El grupo nacional de curas en Opción por los Pobres nos hemos reunido en estos días en nuestro 26º encuentro anual, sintiéndonos y queriendo ser “una iglesia pobre y para los pobres”. Y como Iglesia de los pobres sabemos que la pobreza es un pecado, pero no es un pecado ser pobres; pecado es generar pobreza, pecado son las estructuras que generan desigualdad y la naturalizan. Pecado es despreciar a los pobres.

Como miembros de la Iglesia hemos hecho nuestra la opción por los pobres y su causa, que es la causa de Jesús, y desde los pobres quisiéramos compartirle a toda la sociedad algunos aspectos que nos preocupan y otros que nos alegran:

  1. Celebramos 30 años de democracia ininterrumpida, con aciertos y errores, con pasos adelante y retrocesos. Y en este sentido, nos manifestamos en contra de toda actitud destituyente, o que parezca encaminada a interrumpir el orden institucional que tanta sangre y dolor nos costó a todos recuperar. Los cambios que puedan ser necesarios deben discutirse y aplicarse en el marco del sistema democrático. 
  2. Lamentamos las actitudes y palabras apocalípticas que entienden todo en clave de bien o mal, blanco o negro. Rechazamos la intolerancia y las faltas de respeto hacia las personas e instituciones legítimas de la República. Los disensos, conflictos, opiniones y proyectos deben formar parte de nuestra práctica de pluralismo, respeto mutuo y convivencia.
  3. Nos parece que en nuestro país se han dado importantes pasos en muchos aspectos y veríamos con dolor –y nos preocupan las propuestas- que se pretenda volver a los años donde el neoliberalismo destrozó el país, el trabajo y la dignidad de las personas.
  4. Vemos con preocupación la cantidad importante de personas que no tienen acceso al trabajo digno, estable y reconocido, porque se encuentran en la red del trabajo informal; vemos con preocupación la situación de injusticia, violencia y discriminación a la que son sometidos nuestros hermanos indígenas y campesinos, y la ocupación violenta o venta ilegítima de sus tierras de las que son expulsados por el poder económico, el agronegocio, la megaminería y sus cómplices del poder judicial y político.
  5. Los bienes para la vida (la tierra, el agua, el Medio Ambiente…) no son de unos pocos, Dios los creó para beneficio común de toda la humanidad como lo recuerdan los grandes santos de la iglesia y los últimos papas. Por eso la propiedad privada no es un derecho absoluto: tiene límites, sobre ella pesa una hipoteca social (San Ambrosio)
  6. La información del pueblo es un derecho, y por eso lamentamos la concentración de medios de comunicación en manos de unos pocos que ciertamente manipulan conciencias, mentes y prioridades, y deseamos fervientemente que la Ley de Medios, cuya plena constitucionalidad esperamos que se reafirme de una vez, permita que sean muchas más las voces que se escuchen.
  7. Lamentamos las voces del exterior y de nuestro propio país que se escuchan casi celebrando todo aquello que nos perjudica. Son moralmente  inaceptables los fallos en favor de los llamados “Fondos Buitre” que especulan con la deuda que pesa sobre el destino de nuestra población  -de los pobres en particular-  y no respetan nuestra soberanía, por Cortes que se arrogan un poder imperial. También es inaceptable un sistema de justicia que parece constituir al Poder Judicial en una corporación en complicidad con los poderosos. Eso impide que la justicia sea un derecho y un beneficio para todos y especialmente para los pobres y débiles, sin que eso signifique negar la legítima independencia de los Poderes.
Somos miembros de la Iglesia que quiere jugar su suerte con los pobres de la tierra, y hacemos nuestras las opciones que –aun con nuestras limitaciones- creemos que más los benefician para que haya justicia, solidaridad y paz para todas y todos.

Queremos decirle a todas y todos los que habitan en nuestra patria que los hemos sentido cerca de nosotros y nos hemos sentido cerca de ustedes, que queremos hacer nuestras las palabras del obispo mártir de El Salvador, Oscar Arnulfo Romero “con un pueblo como éste es fácil ser buen pastor” y queremos reiterarles nuestra firme convicción de caminar juntos por los caminos de liberación y justicia, de misericordia y de paz, y seguir dando pasos adelante. Mirando atrás para no repetir errores que tanto dolor nos causaron, mirando adelante “con un oído en el Evangelio y otro en el corazón del pueblo”, en la búsqueda de una patria grande donde quepan todos y nadie se quede afuera.

Florencio Varela, 29 de agosto de 2013

martes, 27 de agosto de 2013

Comentario 22C


El desafío de medir con la medida del reino
DOMINGO VIGESIMOSEGUNDO - "C"

1 de septiembre

Eduardo de la Serna


Lectura del libro del Eclesiástico     3, 17-18. 20. 28-29

Resumen: Dos actitudes diferentes ante el conocimiento marcan dos conclusiones distintas. La humildad que nos pone en el encuentro con Dios, y la falta de conocimiento de las propias fuerzas, el orgullo que nos extravía y nos conduce al pecado.

Una serie de proverbios que aluden al padre y la madre (3,2-16) preceden una nueva unidad en la que la humildad (tapeinôs) y su opuesto, son protagonistas (3,17-29). En 3,30 comienza una nueva unidad centrada en la actitud frente a los pobres (3,30-4,10).

El que obra con humildad será amado (v.17), hallará gracia (v.18) y “glorificará a Dios” (v.20). Por el contrario, a los que no reconocen sus propias fuerzas, les espera el descarrío y el extravío (v.24). Teniendo en cuenta que las fuentes de la sabiduría son lo que nos es “encomendado” (v.22), la escucha atenta de las “parábolas” (v.29) se muestra un evidente contraste entre el corazón endurecido (kardía sklêrà) (v.26) y el corazón sabio (kardía sinetou) (v.29).

Es muy probable que el autor esté escribiendo en conflicto con los pensadores griegos, y a ellos se refiera al aludir a quienes tienen un corazón endurecido, son orgullosos, el pensamiento los excede. En ese caso se estaría refiriendo a ellos en contraste con la sabiduría de Israel. Como se ve, en estos casos el autor no está aludiendo a la humildad como actitud frente a la vida, sino en cuanto al conocimiento, de allí su contraste ante los que los sobre pasa. Esta humildad ya era frecuente en Sir (1,27; 4,8; 7,16-17; 10,26-28), Proverbios (11,2; 15,33; 18,12; 22,4) e incluso en la regla de Qumrán (1QS 2,23-25; 3,8-9; 4,3; 5,3.24-26). La diferencia viene dada por un lado por la humildad del ser humano ante Dios y por otra la actitud soberbia de no reconocer los límites.


Lectura de la carta a los Hebreos     12, 18-19. 22-24


Resumen: dos posibilidades se le presentan a los cristianos, seguir los caminos de la idolatría, o seguir el camino del encuentro, de la gracia, de la fiesta que es el camino de la fidelidad –santidad- a las cosas de Dios. Este encuentro festivo nos hace desde ya participar desde el bautismo –aunque podríamos rechazarlo- de las cosas de Dios.


 La carta a los Hebreos está concluyendo, y el autor quiere exhortar a una vida coherente con todo lo que ha señalado en la carta, muchos de los temas que aquí retomará brevemente a modo conclusivo. Destaca aquí la urgencia de una vida “santa” y en paz (12,14), y presentará en 12,14-29 la santidad y en 13,1-19 la vida en paz con el prójimo.

Señalando la santidad, destacará que la infidelidad es una posibilidad; tal es el caso de Esaú (v.16). En este caso, destaca que hay 3 elementos fundamentales que se deben evitar: verse privados de la gracia, evitar toda “raíz amarga” y que no haya “fornicarios”. Particularmente estos dos últimos casos, aluden claramente a la idolatría (la “raíz amarga” es cita de Dt 29,17 donde habla de la idolatría; y la “fornicación” es habitual metáfora de la idolatría, cf. Jer 2,20; Os 1,2; Ez 16,15-19). El amor a los propios intereses, a lo material (como la venta de la bendición de la primogenitura de Esaú) puede hacer olvidar a Dios mismo. Por eso contrasta dos actitudes en “el monte” (vv. 18-24). Por un lado la experiencia trágica en el monte Sinaí (vv. 19-20, omitida en la liturgia; con alusiones a Dt 4,11-12; 5,22-27; Ex 19,16-19; 20,18 destacando la dimensión terrorífica del acontecimiento cosa que logra sin mencionar a Dios en toda la unidad); y –por otro lado- la experiencia salvífica en el monte Sión (vv.22-24) donde alude a la “Jerusalén del cielo” (cf. 11,10.16). Ciertamente el contraste viene dado en el Sinaí, como “emblema” de Israel, y la “Jerusalén celestial” como imagen de la Iglesia; es la ciudad esperada por los patriarcas (11,10), la ciudad de descanso del pueblo definitivo (10,16.19). El clima del Sinaí es de angustia, negativo (e impersonal, ni el pueblo ni Dios aparecen), no hay relaciones humanas, no hubo alianza, de aquí que no hay nada que lamentar en que esa etapa haya sido superada. En la otra experiencia, en cambio, todo es encuentro, hay personas, hay Dios, hay fiesta. Dios no es el terrible, sino el cercano, hay reunión pacífica y fraterna (y sororal, acotemos). El clima de fiesta (v.22; cf. Dt 7,10) es de alabanza, asamblea, adoración, de “nueva alianza”. Alianza de una sangre que habla mejor que la del justo Abel (cuya sangre es un clamor que Dios escucha, Gen 4,10).

Teniendo en cuenta las maravillas del AT el autor las toma para destacar la superioridad excelente de las cosas nuevas; una liturgia donde miles de ángeles participan (v.22), un reino indestructible (v.28). Mientras al monte Sinaí no podían acercarse y tocarlo (v.20) al monte Sión se acercan, como el Hijo de hombre se acercó al trono del Altísimo a recibir el reino universal y eterno (Dn 7,14.18). Se participa ya de lo que se anuncia como futuro (10,25) y ocurrirá cuando Cristo venga (9,28).El bautismo nos hace participar desde “ya” de lo que “todavía” esperamos. La vida en la “asamblea” (ekklesía) de los “primogénitos” (lo contrario de Esaú, que “vendió su primogenitura”) compromete desde “ya” a una vida concreta –aquí y ahora, encarnada, en el “mundo”- a los bautizados (10,24-25), a ser hospitalarios (13,1; algo fundamental en el cristianismo de la segunda generación en adelante).

Ahora bien, si los que escucharon y no siguieron la voz del Sinaí, perecieron, ¡Cuánto más! Ocurrirá a los que rechacen hoy la voz del cielo (ya hemos visto este procedimiento típico judío llamado kal wahomer) (v.25), algo que –siguiendo al profeta Ageo 2,7 ocurrirá en los días finales (vv.26-27 citando una parte solamente de Ageo en su versión griega para destacar el temblor, cf. Jue 5,4; Sal 68,8). Pero esta parte ya se encuentra omitida por la liturgia.




+ Evangelio según san Lucas     14, 1. 7-14


Resumen: Dos escenas en torno a una mesa se suscitan a partir de la comida a la que Jesús es invitado. En ambas Jesús propone el desafío contracultural del reino en la que los valores tradicionales son subvertidos, sea el valor del reconocimiento público del propio honor, o la retribución que se espera luego de que se ha dado un banquete. La mirada desde los últimos vuelve a ser propia de Jesús y su lógica.


En una nueva de las frecuentes comidas de Jesús, propias de Lucas, se desencadenan una serie de acontecimientos y debates. La liturgia, luego de presentar el marco narrativo (la comida en casa de uno de los jefes de los fariseos) omite el primer debate sobre el sábado y empieza una serie de temas sobre las comidas.

En primer lugar una intervención al notar que los invitados eligen los primeros lugares (v.7) que finaliza con un frecuente dicho errante (v.11; cf. 18,14; Mt 23,12; cf. Sgo 4,6.10; 1 Pe 5,6). Luego se señala un nuevo dicho (v.12), esta vez dirigido a quien lo había invitado finalizado con una “bienaventuranza” (v.14). Ante una nueva intervención de un comensal (v.15) Jesús pronuncia una parábola (vv.16-24) que finaliza con un dicho del personaje principal, mientras que en v.25 comienza una nueva escena nuevamente con Jesús “caminando”. La liturgia nos presenta los dos primeros momentos, y omite la parábola ilustrativa de toda esta escena.

Las diferentes actitudes de Jesús en las comidas –particularmente la importancia que Lucas les da- muestran elementos que deben destacarse de modo importante. Tenemos comidas con “publicanos y pecadores”, en las que lo habitual es la “murmuración” de los testigos, y comidas en casas de fariseos que parecen seguir en cierto modo el esquema del género literario de los simposios (Plutarco). Esto es una comida a la que un personaje importante es invitado y –a partir de algo fuera de lo común que este hace- se desencadena un debate entre los asistentes. En este caso, lo que Jesús –el invitado- hace, es curar en sábado. Pero luego de este pequeño diálogo sobre el sábado, encontramos las escenas mencionadas.

Es bueno destacar que en el mundo antiguo habitualmente no se come sino con quien es “como uno”. El esquema visible del “honor” hacía imposible que uno compartiera la mesa con alguien con menor honor ya que eso manifiesta pública y visiblemente que uno se reconoce públicamente como des-honroso. Jesús es invitado porque para los fariseos se trata de alguien de un honor semejante (y por eso escandaliza cuando come con personas de menor honor, como es el caso de los publicanos). Sin embargo, hay algunas ocasiones en las que un banquete incluye gente de los más diversos grados de honor. Es el caso –por ejemplo- de un homenaje a un benefactor, en el que todo el pueblo participa. Sin embargo, los lugares en la mesa son indicio visible y evidente de las diferencias de honor de esos mismos participantes. Junto al agasajado se sientan los principales, y a medida que se van alejando, el honor es menor, terminando con clientes y esclavos. Un indicio de esto es que en la mesa no comen todos lo mismo, y mientras junto al homenajeado se sirven los mejores manjares, en la otra punta la comida es vulgar. Elegir los primeros lugares es –precisamente- una manifestación pública y visible del honor con que una persona se auto-comprende. En este sentido, ir a ubicarse al último lugar es a su vez una manifestación también visible del lugar que uno mismo se asigna. Es estigmatizante, y a su vez es una manifestación pública del honor que uno se asigna ante los demás.

Jesús es invitado a casa de un “jefe” (arjontes) de los fariseos. Los “jefes” suelen ser adversarios de Jesús (23,13.35; 24,20; Hch 3,17; 4,5.8.26; 13,27) pero en este caso parece referir simplemente a un líder del grupo. Pero ya sabemos que estos quieren ponerle una trampa a Jesús en lo que diga (11,53-54) y que se “las dan de justos delante de los hombres” (16,15), por tanto que esta invitación a comer sea un sábado deja abonado el terreno del conflicto. Por tanto, no es razonable leer lo que sigue a continuación como meros dichos neutros, como “notas de mesa”.

En este caso Jesús presenta una parábola (aunque no lo sea precisamente), y se trata de una boda. Precisamente una fiesta a la que el pueblo entero está invitado. Es una característica parábola de actitudes contrapuestas (“no te pongas en el primer lugar” / “ve a sentarte en el último puesto”) que parece inspirarse en textos sapienciales (Pr 25,6-7; Sir 3,17-20), a lo que se añade la valorización cultural del “honor”. Ver que “buscan el primer lugar” (prôtoklisias) es algo que Mt 23,6 había señalado y Lucas en su paralelo de 11,43 había omitido, quizás para reservarlo a este momento. El honor (v.10) y la vergüenza (v.9) muestran esta diferencia contrapuesta. Sin embargo, la escena que parecería una estrategia precisamente para visibilizar el honor ante todo el mundo, finaliza con un dicho de Jesús que invita a otra lectura.

Pues todo el que se ensalce, será humillado y el que se humille, será ensalzado” (v.11). Evidentemente encontramos aquí también una escena contrastante como la de la parábola; sin embargo, lo que llama la atención en este caso es la doble voz pasiva (será humillado / será ensalzado). Como es frecuente en la Biblia –especialmente en el período post-exílico, la voz pasiva es un modo frecuente de aludir a Dios sin nombrarlo (obviamente es algo que se da cuando no es visible quién es el hacedor del verbo). En este caso lo que se afirma es que Dios ensalzará y Dios humillará. Y esto nos cambia el enfoque de la escena. No se trata de ser exaltado / humillado por el que nos ha invitado a la cena, sino por Dios mismo. Esto indica que para Jesús Dios ve nuestra realidad con otros ojos distintos a aquellos con los que la sociedad ve a las personas. Los que son tenidos por valiosos (honor significa “valor” para el mundo antiguo; lo que una persona vale para la sociedad) no necesariamente son valorados por Dios. Mientras la sociedad contemporánea veía a determinadas personas (por su oficio, por su familia, por su trayectoria, por ejemplo) con un honor que los ponía por encima o por debajo de los demás, Jesús nos dice que Dios no lo ve así; la voz pasiva nos indica que Dios lo ve precisamente a la inversa. La sociedad de su tiempo valoraba que una persona se mostrara ante todos como importante, mientras que rechazaba a los que se mostraban humildes; es interesante notar que la “humildad” era habitualmente tenida por defecto, no como virtud por los moralistas griegos;; como algo propio de los esclavos, por ejemplo. El término es propiamente cristiano (recordar que el término, en la primera lectura no se refiere a la humildad como virtud sino en referencia a lo intelectual, al aprendizaje). La inversión de los valores en la dinámica del reino es algo habitual en Lucas: 1,48.52; 3,5; 10,15; 14,11; 18,14; Hch 2,33; 5,31.

En un segundo momento se dirige al que lo había invitado, el jefe de los fariseos. La sociedad antigua era sumamente exteriorizada: el homenaje a un benefactor debe ser bien visible por todos: un banquete fastuoso, una estatua o un templo dedicado a una divinidad en su honor; todo debía hacerse a la vista de todos. Pero precisamente por eso, también a la vista de todos debía manifestarse la gratitud por los beneficios recibidos. Si uno era convidado a un banquete importante, debía dar otro banquete a su vez, y éste debía ser más suntuoso, con más invitados, para manifestar la gratitud con aquel que nos ha convocado. No ser suficientemente agradecido era sumamente grave. Jesús, entonces, propone una nueva actitud, nuevamente contracultural. “Cuando des… no invites” (el mismo esquema que en v.8). Lucas varía indistintamente las palabras [cena (v.12), boda (v.8), comida (v.12), recepción (v.13)], y aquí se refiere a una “recepción” (doxê), como la que Leví ofreció a Jesús (5,29). Los cuatro invitados habituales contrastan ahora con cuatro inesperados: pobres, lisiados, cojos, ciegos (los mismos cuatro –por otra parte- que se repetirán en la parábola que viene a continuación (v.21; cf. 7,22 sin “lisiados”); son grupos excluidos del sacerdocio (Lev 21,17-21, e incluso de la guerra santa para los miembros de Qumrán (1 QM 7,4) y del banquete escatológico:

Que ningún hombre contaminado por alguna de las impurezas de hombre entre en la asamblea de éstos; y todo aquel que está contaminado por ellas que no sea establecido en su función en medio de la congregación. Y todo el que está contaminado en su carne, paralizado en sus pies o en sus manos, cojo, ciego, sordo, mudo, o contaminado en si carne con una mancha visible a los ojos, o el anciano tambaleante que no puede mantenerse firme en medio de la asamblea, éstos no entrarán a ocupar su puesto en medio de la congregación de los hombres famosos, porque los ángeles de santidad están en medio de la congregación” (1 QSa 2,5-6)

La referencia en primer lugar a los pobres parece ser inclusiva, y puede leerse: “invita a los pobres, como por ejemplo, a los lisiados, cojos, ciegos...). El contraste –evidentemente- está dado entre los que pueden y los que no pueden “invitar a su vez”, es el modo de ser “compasivos, como es compasivo el Padre” (6,36), como en la escena anterior, Jesús invita a medir con “la medida del reino”..

Pero esto destaca a su vez otros elementos: por un lado, una renuncia no sólo a lo visible y exterior, sino también un reconocimiento de una igualdad explícita que viene dada por la comunión de mesa. Pero esto incluye una renuncia al honor al que se tiene derecho y en el que se manifiesta –siempre visiblemente- la valía que la sociedad reconoce a determinada persona o colectivo. Invitar a los que no tienen honor no es –solamente- un gesto de “caridad”, es una estigmatización social, un aceptar ser –ante todos- de bajo honor en la mesa compartida. Por otro lado, la gratuidad, que es algo propio de la lógica del reino. Éste no se guía con el “do ut des” (te doy y me das) propio de cierta religiosidad, y la lógica mercantil, sino del simple dar, como donación de sí.

Una nueva “voz pasiva” que refiere a Dios concluye la unidad: “(Dios) te recompensará en la resurrección de los justos”. El “banquete” es expresión escatológica (cf. 13,29) y alude, por lo tanto, a la resurrección, la cual –por otra parte- era particularmente creída por los fariseos (cf. Hch 23,6)..




Foto tomada de http://petryknorberto.blogspot.com.ar/2011/01/la-gastronomia-en-la-roma-antigua-y.html

domingo, 25 de agosto de 2013

Un Dios que reina



Un Dios que reina


Eduardo de la Serna


Por las huellas del camino,
por los senderos y arena,
una sombra nos convoca,
una palabra resuena.
Multitudes tras sus pasos,
tras una cruz de madera.
Un reino que está empezando,
que por los pobres se juega,
con mujeres a su lado,
y con los que otros desprecian,
con niños y publicanos
pues entre ellos Dios reina.
Y van caminando juntos,
sin nadie que presidiera,
y van poniendo cimientos
de una historia verdadera.
Dios reina cuando hay hermanos,
cuando hay hermanas de veras,
y esa es Buena Noticia
-no la noticia cualquiera
que el imperio nos proclama
para que todos la crean;
que la pax romana está cerca
si no levantan cabeza
y si alguno la subvierte
¡ya sabe la que le espera!-
Por caminos galileos,
esta noticia sí es buena:
los pobres, los alienados,
la humanidad toda entera,
tiene un papá de ternura
que se nos da a manos llenas,
un Dios mamá que a su lado
comparte el mate que ceba
en la ronda de los hermanos,
en la casa de todos, llena.
Dios reina cuando a sus hijos
nadie abandona o desprecia,
cuando el último es primero
y al humillado respeta;
cuando el que es rico comparte,
cuando ya nada le queda
más que salir al encuentro
de aquel que es y no era.
Dios reina donde hay banquete
y nadie se queda afuera,
salvo el que quiera quedarse
sin compartir vida y fiesta.
Y esa sala para todos
casa de puertas abiertas,
se muestra visiblemente
en la Iglesia Nazarena,
que no es la de Constantino
-¡válgame Dios si lo fuera!-
sino Iglesia de los pobres
signo del reino, y partera
de un hombre, un mundo, una historia,
una vida que siempre es nueva.


Foto tomada de http://www.familiaymujer.com