jueves, 31 de octubre de 2013

La dignidad del felpudo



La dignidad del felpudo


Eduardo de la Serna


Es importantísimo tener un buen felpudo en la entrada de la casa, así toda la tierra de la calle no entra, no se ensucia y podemos tener limpias todas las habitaciones. Claro que no basta con el felpudo, también hace falta que los que van a entrar se limpien bien las suelas, para que todo quede en el felpudo.

Debo confesar que me sorprendió la sentencia de la Corte Suprema sobre la constitucionalidad de la ley de Servicios de comunicación Audiovisual. No esperaba que la Corte la reconociera en su totalidad. No dudaba de la capacidad técnica y la jerarquía de los miembros (salvo alguno que a lo mejor los años lo han deteriorado y no se enteró que debía haberse excusado por parentesco político). Y la sentencia (o acordada) me llenó de una alegría semejante a la que me dio la recuperación de YPF. No me pareció oportuno decir algo en aquello de lo que mi opinión es conocida entre mis amigos. Pero ya que dije públicamente que no esperaba justicia, debo celebrar mi equivocación.

Pero no me resulta así de grato, y me resulta –en cambio- patético el coro de felpudos que esperan que Magnetto se limpie en ellos su barro y hasta la caca de perro si fuera el caso. Massa ya salió a pasear impunemente su mediocridad diciendo “ni sí, ni no, sino todo lo contrario”, Macri –quizás asesorado en esto por Del Sel, en algo propio de Midachi, pidiendo la renuncia de Sabatella y diciéndole a Magnetto que si es electo (es decir, “si Magnetto me ayuda a ser presidente”) “cambiaré la ley de Medios” (palabra falaz, porque no es “de Medios” sino de “medios audiovisuales”, los gráficos no entran en este debate; pero pedirle sensatez a Mauri es como pedirle a un cuadrado que sea redondo). Carrió pontificando desde su soberbia y devolviendo favores que le permitieron pasar de la insignificancia a la diputación, TN mediante (¿qué pasó con esa que decía que sabía que TN la boicotea y le negaba la entrada, y nunca la invitaba?), Solanas que no podía vivir sin Fibertel parece ahora que tampoco puede hacerlo sin visitar los estudios de TN y debe mostrarse agradecido porque un buen perro no muerde la mano que le da de comer. En suma, todo el arco derecho del ambiente político oficiando de felpudo, o tratando de mostrarle al amo cual es el felpudo de mejor calidad. Porque ellos saben bien que para las elecciones pasadas el amo podía jugar a 3 o 4 bandas, y con eso les bastaba pero para el 2015 deberá hacerlo a una sola. Y la pelea es ver quien saca mejor la caca de perro. «Amo Héctor, límpiese usted en mí, le lameré las botas y se las dejaré limpias, limpias como cuando visitaba los cuarteles. Limpias como cuando Duhalde le concedió un dólar a medida. Limpias como cuando visitó a Menem en La Rioja indicándole los pasos que debía dar si quería tener un buen gobierno. Límpiese en mí, amito… ya va a ver que no va a conseguir por ahí felpudo mejor».




foto tomada de www.gruposindec.com

miércoles, 30 de octubre de 2013

El rocío de la sangre

El rocío de la sangre


                                                                                                                              Eduardo de la Serna


La sangre derramada por tu pueblo
es sangre que da vida, compañero,
es sangre que lava los vestidos
sucios, pobres de tu pueblo.

Es sangre que es el odio de unos pocos,
y que es vida y fiesta del obrero,
que es abrazo campesino, campesina,
que es bautismo de esperanza en el silencio.

Y si juegan a suertes tu destino,
así como lo hicieron al Maestro,
serás huella para siempre en el camino

y así como te diste, todo entero,
y tomaste hasta el final todo tu vino,
eres santo de América, ¡Romero!






foto tomada de desdemilibertad.wordpress.com

martes, 29 de octubre de 2013

Comentario 31C



Hospedar a Jesús en casa provoca un cambio de corazón
DOMINGO TRIGESIMOPRIMERO - "C"
3 de noviembre


Eduardo de la Serna



Lectura del libro de la Sabiduría     11, 22-12,2

Resumen: Dios se manifiesta como “poderoso”, pero su poder se manifiesta en la “misericordia”. Precisamente por eso, ama a “todos” y de todos espera arrepentimiento cuando se han apartado de sus caminos.

El libro de la Sabiduría es sumamente crítico de Egipto ya que está escrito allí, y confronta la sabiduría judía con la greco-egipcia de Alejandría. En el final de la obra presenta una serie de antítesis entre la obra de Dios y el pasado egipcio (“jugando” entre el pasado de tiempos del éxodo y el presente de tiempos del autor). En ese contexto muestra el “poder” de Dios (11,17.21) manifestado en el “mundo” (vv.17.22), pero invita a los “hombres” (11,23; 12,8) que “pecan” (11,23; 12,2) a abandonar ese camino (11,23; 12,2) ya que tiene “compasión” (11,23; 12,8) [notar cómo se repiten las palabras clave conformando el marco del relato]. 

Dios no actuó contra los egipcios con violencia, antes bien, en su “poder” actuó con misericordia a fin de que cambien de actitud. La idolatría que los caracterizaba hubiera merecido un castigo mayor, pero Dios sólo envió animales insignificantes para hacerlo (ranas, tábanos, mosquitos). La creación goza de armonía, manifestación de su poder expresado en la misericordia. Y en el castigo a los egipcios (recordando las plagas del éxodo) Dios no quiso mostrar su poder, sino su compasión. El amor de Dios a “todos” es el motor de su obrar y de toda la creación.

Ante la grandeza de Dios, los seres humanos son comparados con algo insignificante como un grano de polvo en una balanza o una gota de rocío sobre la tierra. Sin embargo a “todos” los ama Dios (1,13-14; 2,23-24; 11,24) y se compadece de “todos”. De allí que a “todos” dé la ocasión del arrepentimiento (v.23). Precisamente por ese amor, es que no aniquila a los pecadores dándoles la oportunidad de convertirse. Dios ama la vida (cf. 1,16-2,24). El poder de Dios se caracteriza por su misericordia y esa misericordia lo lleva a la justicia para no castigar a quien no lo merece. Cuando Dios queda “liberado” de la imagen del “castigador”, reemplazada por la imagen de la “misericordia”, el autor puede pasar a la siguiente unidad.


Lectura de la segunda carta de san Pablo a los cristianos de Tesalónica     1, 11-2, 2

Resumen: Un discípulo de Pablo quiere alertar a la comunidad, que está preocupada por quienes afirman que la Segunda Venida de Jesús es inminente, que eso no es así, y que quienes lo hacen los están engañando con aparentes manifestaciones del espíritu e incluso aludiendo a cartas del mismo Pablo.


Un discípulo de Pablo quiere profundizar y corregir malos entendidos causados por la primera carta a los Tesalonicenses que se la ha leído de modo distorsionado. La Venida de Jesús es –en ambas cartas- el tema central de las mismas. Con una oración ruega por los destinatarios para que su vida sea coherente con aquello que esperan. Pero no basta con el deseo humano, necesitan contar con la intervención de Dios, por eso “Pablo” la pide; no hay manera de que por la fuerza meramente humana “Jesús sea glorificado” (1,12). 

La mala interpretación de que la venida de Jesús era inminente es lo que “Pablo” quiere desmontar. No es claro quienes, pero algunos en la comunidad han insistido en ello. Los que lo hacen remiten al espíritu, lo afirman e incluso aluden a una carta de Pablo (acá no es evidente si se trata de una mala interpretación de 1 Tesalonicenses, o a una carta falsa, aunque lo primero es bastante probable), pero lo cierto es que esa aparente inminencia de la venida causa temor e inquietud en la comunidad y el autor quiere calmar los ánimos.


+ Evangelio según san Lucas     19, 1-10


Resumen: Jesús se encuentra con un hombre importante y rico, y se hospeda en su casa. Esto provoca la murmuración de todos, pero Zaqueo ha “recibido” a Jesús y eso se manifiesta en la disponibilidad de sus bienes y su actitud hacia los pobres. Así, la salvación ha llegado a su casa.


Jesús está atravesando Jericó, su última escala antes de la tan ansiada llegada a Jerusalén de la que ha hablado toda la segunda parte del Evangelio. 

Como ya hemos señalado, los publicanos eran personas despreciadas para la mentalidad judía. Su oficio, “cobrador de peajes” permitía el robo y la estafa sin control alguno. Ciertamente, el jefe (arjitelônes) de los publicanos (telônes) era más despreciado aún. Zaqueo lo era. Lucas agrega que además era “rico”, lo que nos recuerda que recientemente un “importante” (arjôn) y también “rico” se niega a dar bienes a los pobres (18,18-23). 

La multitud (ojlós), que con frecuencia acompaña a Jesús en toda ocasión, especialmente en Lucas, le impide a Zaqueo poder ver a Jesús cosa que él deseaba (“buscaba” ver a Jesús). “Buscar” (zêtô) es frecuente en Lucas, habitualmente con sentido teológico (5,18; 11,10; 12,31; 13,24; 15,8; 17,33; 24,5). El texto acota que “era de baja estatura” sin que nos quede claro quién lo era, si Zaqueo o Jesús; lo cierto es que no podía verlo. La higuera silvestre le permite ponerse en alto y verlo pasar. De este modo Lucas presenta la situación que a partir de ahora va a desencadenarse:


  •        Jesús se invita a su casa
  •         La murmuración de los testigos
  •         Reacción o comentario de Zaqueo
  •         Comentario de Jesús


Zaqueo debe bajar “rápidamente” (v.5) del árbol (cosa que hace, v.6). El término es prácticamente exclusivo de Lucas en el NT (Lc x3, Hch x2, 2 Pe x1). Los pastores van “rápidamente” a ver al niño en el pesebre (2,16), Pablo quiere llegar “rápidamente” a Jerusalén (donde empezará su pasión) (Hch 20,16), Pablo comentando su pasado dice que Jesús se le aparece diciéndole que se marche “rápidamente” de Jerusalén ya que querrán matarlo (Hch 22,18). 

Jesús le afirma que “conviene” (deî) hospedarse en su casa. El verbo “deî” es muy frecuente en el NT haciendo referencia a la voluntad de Dios. Jesús afirma que “debía” estar en lo de su Padre (2,49), “debe evangelizar el reino” en otras ciudades (4,43), “el hijo del hombre debe” sufrir mucho y ser matado (9,22; también 17,25 y 24,7), los fariseos hacen algo olvidando que hay otras cosas más importantes que “deben” hacer sin olvidar aquello (11,42), el Espíritu Santo enseñará lo que “deben” decir (12,12), el jefe de la sinagoga afirma que en seis días se “debe” trabajar (13,14), y Jesús acota que “debía” desatar a la «hija de Abraham» a la que Satanás había atado (13,16), Jesús “debe” seguir adelante hacia Jerusalén para ser allí matado (13,33), el padre del hijo menor de la parábola afirma que “debía” celebrar la fiesta por haberlo recuperado (15,32), en la parábola enseña que se “debe” orar sin desfallecer (18,1), hay cosas que “deben” suceder antes de la venida de Jesús (21,9), el día de los ázimos se “debe” ofrecer el cordero pascual (22,7), se “debe” cumplir lo escrito sobre Jesús (22,37), el Cristo “debe” padecer para entrar en su gloria, según les dice el compañero de camino a los peregrinos de Emaús (24,26), todo lo escrito en el AT “debía” cumplirse con Jesús (24,44). [nota: estas son todas las veces que “deî” se encuentra en Lucas (que también es frecuente en Hechos), como puede verse, se refiere a lo que es voluntad de Dios]. En suma, Dios quiere que Jesús se hospede en casa de Zaqueo. 

Y esto debe ocurrir “hoy”, término que –lo hemos dicho- es muy importante en Lucas. Los ángeles informan a los pastores que “hoy” ha nacido un salvador (2,11), Jesús comienza su ministerio destacando que la escritura que han oído se “ha cumplido hoy” (4,21), cuando Jesús cura a un paralítico los presentes afirman que “hoy hemos visto cosas maravillosas” (5,26), antes de ser matado Jesús realiza curaciones y expulsa demonios “hoy y mañana” (13,32), y “hoy y mañana” sigue hacia Jerusalén (v.33), Pedro lo negará a Jesús “hoy” antes que el gallo cante (22,34.61) y “hoy” estará con Jesús en el paraíso el llamado “buen ladrón” (23,43). Este “hoy” es el tiempo establecido por Dios, es el día de la salvación. Como los misioneros enviados por Cristo en los capítulos anteriores, Jesús se hospeda en una casa (9,4; 10,7).

La “alegría” con la que Zaqueo recibe (hypodéjomai, el mismo verbo de la hospitalidad de Marta, 10,38 [única vez en los Evangelios]) a Jesús también es característica de Lucas. Es consecuencia de la presencia del Bautista (1,14.58) y fruto de la visita del ángel a María (1,28), la alegría que provoca el nacimiento de Jesús (2,10), es consecuencia de la última bienaventuranza, del rechazo de los hombres (6,23), de tener los nombres escritos en el cielo (10,20). La multitud se alegra al ver el milagro hecho a la «hija de Abraham» (13,17), el pastor se alegra al encontrar la oveja perdida (15,5.6.9) y el padre al encontrar al hijo (15,32), la “multitud” lo recibe con alegría cuando está llegando a Jerusalén (19,37), aunque en la pasión los que se alegran son los del sanedrín y Herodes (22,5; 23,8; es que Herodes –como Zaqueo- “buscaba ver” a Jesús, y lo ha logrado). Con justicia se lo ha llamado “el Evangelio de la alegría” (Pablo VI lo recordó en su exhortación apostólica sobre la alegría, Gaudete in Domino: “El evangelio de Lucas abunda de manera particular en esta semilla de alegría”. GD 23). Se trata de la alegría como gozo mesiánico. 

Ya hemos señalado que la “murmuración” (diagoggyzô) es el comentario negativo ante el enviado de Dios (Ex 15,24; 16,2.7.8; Núm 14,2.36; 16,11; Dt 1,27Jos 9,18; sólo Sir 31,24 no lo es) y sólo se encuentra en Lucas en el NT: 15,2 y aquí v.7. Su raíz, goggyzô suele tener el mismo sentido aunque hay más excepciones (Jue 1,14; Jdt 5,22; Sal 59,16…). Pero también tiene ese sentido en el NT (Lc 5,30; Jn 6,41.43.61; 7,32; 1 Cor 10,10 cf. Mt 20,11; y Lc 7,34.39). La rebeldía del pueblo de Dios contra el Señor y sus enviados queda manifiesta, en este caso en el rechazo a que Jesús haga aquello que “debe” hacer y que provoca “alegría” en el destinatario de su visita. 

Como hemos señalado en otras ocasiones, el escándalo está dado porque Jesús va a casa de “pecadores”. Esto implica que Jesús es “como ellos” (cf. 15,2; ver también Hch 10,28). El rechazo al pecador (y publicano) Zaqueo se extiende ahora a Jesús en la murmuración.

Frente a esta actitud de los testigos (“todos”, lo que implica “toda la multitud” y también los discípulos) Zaqueo interviene; y llama a Jesús “señor” (cf. 7,13.19; 10,1.39.41; 11,39; 12,42; 16,8; 17,5-6; 18,6; 22,61). La traducción de los dichos de Zaqueo no es sencilla por lo que fundamentalmente pueden hacerse dos interpretaciones, Veamos literalmente el texto:

“Mira, la mitad de mis bienes, Señor, a los pobres doy y si a alguno defraudé devuelvo el cuádruple” (v.8).

Como se ve, los verbos están en presente (doy, devuelvo) por lo que pareciera que estamos ante algo que Zaqueo hace (notar que el nombre Zaqueo significa “el que es inocente”). La lectura tradicional los presenta en futuro (daré, devolveré) entendiendo que esto es algo que Zaqueo realizará a partir de “hoy”. 

En el primero de los casos, la queja de Zaqueo es que es tratado como pecador por la gente, pero que en realidad él no lo es, sino que por el contrario es un hombre justo; dar bienes a los pobres para Lucas es característico de la justicia (6,30-31.38; 11,41; 12,33; 16,9; 18,22.29). El segundo de los hechos de Zaqueo puede entenderse como “si me doy cuenta que defraudé a alguien…” (cf. Ex 22,2-3; Lev 6,15-26; Núm 5,6-7); si el texto afirma que Zaqueo hace esto habitualmente, entonces el contraste con el hombre rico de 18,18-23 es más marcado aún; el rico se marchó “triste” (18,23), Zaqueo lo recibe “con alegría”. 

En la segunda de las opciones posibles, estamos ante un cambio de actitud (en cuyo caso, el contraste con el rico está dado en su actitud frente a las riquezas). La disposición ante las riquezas es manifestación evidente de la disposición del corazón. 

La casa de Zaqueo es ahora lugar de “salvación”, otro tema característico de Lucas: sôtería (salvación) sólo se encuentra en Lc (1,69.71.77 y aquí, y en una versión de Marcos 16,8) en los Evangelios; el verbo “salvar” es más frecuente (Mt x15; Mc x15; Lc x16;  Jn x6; y está frecuentemente ligado a los milagros, p.e. “tu fe te ha salvado”). Zaqueo también es «hijo de Abraham».

Jesús, ha venido a “salvar”, a llenar de alegría la casa por la oveja perdida encontrada, o la moneda recuperada (15,7.10) porque eso es “voluntad de Dios”. Esto es así, en caso de que se entiendan los verbos en sentido futuro; si se los comprende en sentido presente, probablemente lo que está señalando Jesús es que del mismo modo que la mujer (¡otra vez un varón y una mujer en paralelo en Lucas!) es reconocida por Jesús como «hija de Abraham» Zaqueo también lo es. Aunque todos lo desprecien, Zaqueo es un miembro del pueblo de Dios y para él también vino Jesús (cf. 1,55; 3,8; ver Hch 3,25). Pero se debe notar que Jesús le habla a Zaqueo afirmando que “este (= Zaqueo) también es…” con lo que ahora el discurso se dirige a los “todos” los que habían murmurado.

La conclusión sobre la venida del “hijo del hombre” a buscar y “salvar” lo perdido (y su paralelo con Lc 15,3-32; cf. 5,32) parece –de todos modos- invitar a leer el texto en el sentido tradicional, es decir que la llegada de Jesús a casa de Zaqueo provoca en él un cambio de actitud. De todos modos, el reconocimiento de Zaqueo como “hijo de Abraham” y la referencia a su casa (vv.5.7.9) muestra una vez más en Lucas a un Jesús que se aproxima a los rechazados de la sociedad. Zaqueo “buscaba” (v.3) ver a Jesús, pero Jesús lo ha visto (v.5) y ha venido para “buscar y salvar” a Zaqueo (v.10).


Foto tomada en el municipio autónomo zapatista San Pedro Polhó, Chiapas.

Vigilar y ser vigilado



Vigilar y ser vigilado

Eduardo de la Serna


Es conocido que el nombre del otrora exitoso programa de TV “Gran Hermano” está tomado de la importante novela (1949) de George Orwell llamada «1984». Allí “el ministerio de la verdad” debe ocuparse de destruir todo archivo existente que permita sostener una versión diferente de la “historia oficial”. El que dirige todo es este “Gran Hermano” que vigila a toda la sociedad humana, tiene cámaras en las calles y –a través del pensamiento único- logra dominar las mentes, las relaciones interpersonales y la vida misma.

Como muchas otras novelas de su tiempo, como «el Mundo Feliz», de Aldous Huxley, Orwell supo mostrar una enorme capacidad intuitiva, propia de los artistas, para interpretar el “hacia dónde” se dirigen el mundo y la historia.

Pero esto no es solamente propio de la novela. En la literatura bíblica tardía (Daniel), y en varios escritos elaborados entre los dos testamentos (literatura de Qumrán, Jubileos, Libro de Henoc, Testamento de los Doce Patriarcas) se encuentran los llamados “Vigilantes”. Estos son figuras angélicas (tanto benéficas como maléficas). Es probable que la influencia de la idea se remonte a Persia, pero hay elementos bíblicos, y relecturas de otros, que también llevan a esta imagen. No es ajena a esto la presentación de Dios o de su “Gloria” como con muchos ojos, aludiendo a su omnipresencia. Es interesante –por ejemplo- que en el libro del profeta Ezequiel –el profeta es presentado como un “centinela”, uno que debe mirar atentamente, y alertar a los deportados en Babilonia sobre sus pecados.

En la Biblia cristiana, en los escritos de la segunda y tercera generación empieza también a aludirse a los “vigilantes” con el sustantivo (y el verbo relativo) “episkopos”, de donde viene nuestro término “obispo”. Estos son los que deben “vigilar” por el bien de los suyos. Por supuesto que los puede haber malos, de allí que en ciertas cartas tardías (llamadas Pastorales) un discípulo de San Pablo da indicaciones de cómo debe ser ese epískopo, y utilizando imágenes de la literatura greco-romana, señalando que debe “vigilar bien su casa”. Que una “casa” sea ejemplar da honor al “amo de casa”, y ese tal puede aspirar a participar de las asambleas, y hasta a gobernar la ciudad. 

Pero la idea sigue andando.

En la película “La Red” (The Net, 1995) interpretada por Sandra Bullock su personaje repite insistentemente “todos estamos en la computadora”, tanto que logran cambiarle la identidad y hacerla así desaparecer (simbólicamente expresado en su madre con Alzheimer). Los que pretenden que todos caigan en dicha “Red” infectan diversos programas y sitios –con crímenes incluidos- a fin de hacer creer a toda la sociedad que hay un programa –que ellos proveen- inmune a que otros ataquen los sitios, cuando en realidad ellos pueden así controlar todo. Algo semejante se encuentra en “El Show de Truman” (The Truman Show, 1998) con Jim Carrey en la que un gigantesco estudio de televisión dirigido por “Christo” (sic) ve y dirige cada cosa que Truman hace o piensa, pretendiendo impedirle la libertad ya que en su mundo ficticio será feliz porque nada lo perjudicará, y todo estará siempre monitoreado. 

Los cables de WikiLeaks y –sobre todo- las revelaciones de Eduard Snowden hicieron saber al mundo entero lo que no era desconocido, pero con “pruebas en la mano” y es que el “Gran Hermano” del norte espía a todos, particularmente a los que pueden ser potenciales molestias. Pero la falta de dignidad de varios dirigentes –particularmente europeos- hizo pensar que la reacción fue “espíen pero que no me entere”. Hasta el presente sólo Dilma Rousseff mostró seriedad y exigió respeto. La actitud de varios dirigentes de esos países con el avión que conducía al presidente de Bolivia, Evo Morales, mostró hasta qué punto pueden ser genuflexos ante el poder de los EEUU los jefes de gobierno de potencias centrales. Todos los personajes dizque importantes son espiados, no así la plebe, por cierto, como ya Orwell lo señalaba: esta puede decir lo que quiera, no hace falta controlarla, ya que no tiene incidencia ni importancia. 

Y en una escala menor, el pensamiento único, que nos ha llenado la cabeza con la “inseguridad” ahora propone llenar de cámaras todas las ciudades. Dejemos de lado el fenomenal negocio que esto implica para millonarios como un empresario de productos bélicos y un empresario de los Medios, y preguntémonos si realmente queremos ser vigilados las 24 hs.

Porque las cámaras pueden vigilar si alguien nos roba, pero también si dejamos la casa y esta queda vacía. ¿No? Y alguien controla esas cámaras. ¿La “mejor policía del mundo”?

Muchos sabían que contratar garitas de seguridad privada en los barrios era un riesgo. Porque los “vigiladores” conocen todos nuestros movimientos. No sería la primera vez que empieza a haber una serie de robos y asaltos más o menos violentos para que los vecinos se decidan a poner “seguridad privada” (¿como en “La Red”?) y cuando alguno de esos vigiladores deja la agencia tiene el campo recién arado para la siembra. 

Sinceramente me pregunto si de verdad queremos –o nos hicieron querer- que nuestro espacio esté plagado de cámaras. Porque ¿eso es política de seguridad? En lo personal creo que la mejor política de seguridad es el empleo digno y remunerado con justicia, creo que la mejor política de seguridad es una buena educación, de calidad. Es verdad que no es “política” dedicarse a pintar postes y paredes de colores, pero tampoco creo que sea política poner “camaritas”. Es verdad que algunos delitos pueden esclarecerse, aunque no es menos cierto que los delitos principales no ocurren en las calles. Y esa ¿no debería ser la “madre de todas las batallas”? También es verdad que hay un auge importante de la droga. La cooptación de las policías de Santa Fe y Córdoba por parte de los narcos es un indicio serio de esto. Y seguramente no han de ser las únicas policías implicadas en esto. Y ¿esa policía va a ser la que maneja las cámaras de seguridad? ¿O la van a manejar “privados” que ya han demostrado sobradamente que son capaces de declarar guerras o botar a la calle a millones si les conviene económicamente?

Los vigilantes de los escritos de tiempos bíblicos pueden ser “buenos” o “malos”, los “epíscopos” también –y es evidente- y se presentan criterios de discernimiento, pero cuando el vigilador es el que maneja el poder, como el Gran Hermano, o los drones, o las pinchaduras telefónicas y espionaje electrónico, o cuando la política se reduce a vigilar y todos son sospechosos, sinceramente creo que erramos el camino, y nos compramos la “historia oficial” del ministerio de la verdad. Si soy testigo de un delito, ¿debo esperar que el Gran Hermano intervenga? ¿No es más razonable intervenir? Si veo que asaltan una casa y no hago algo, ¿no soy cómplice de la inseguridad? Pero después reclamo cámaras. No es casualidad que el índice de homicidios en Argentina haya bajado desde el 2003 a la fecha cuando hubo políticas de inclusión, de trabajo, de educación. Es por eso que creo que la mejor política de seguridad no es ni “un crimen un castigo” ni un “Massa te mira”, es la inclusión social, el trabajo, la educación y enfrentar la corrupción policial –cosa que no se hace en Buenos Aires tampoco, por cierto- para que uno no tema ir a la comisaría a hacer una denuncia y se encuentre allí sentado al asaltante con gorra.

Sinceramente, no quiero cámaras. No las quiero. Creo que es empezar por el final. A lo mejor por eso –entre otras cosas- no voté a Massa.


Diseño tomado de agusrey.blogspot.com