sábado, 19 de diciembre de 2015

Los leprosos de la Villa 31

A raíz del texto evangélico de esta semana sobre Jesús y el leproso, consigno aquí un viejo artículo sobre el tema. A raíz de una huelga de hambre de la que participamos un grupo de curas.



Los leprosos de Villa 31 [*]

(Mugica de nuevo asesinado) [1]

Eduardo de la Serna




            Pasados ya los días de "calentura", queremos hacer espacio a la reflexión. Los acontecimientos de la villa 31 son relativamente conocidos, pero es bueno hacer un breve resumen, no de todo lo ocurrido -no es esa la intención- sino de algunos acontecimientos centrales.

            La villa 31, del barrio de Retiro llegó a ser una de las más grandes del país. Planes de erradicación, topadoras y otras circunstancias mediante, la fueron achicando hasta albergar las 2.100 familias que hoy viven allí. Diferentes planes de gobierno, en los cuales no parece disimularse un enorme negocio inmobiliario llevan a que hoy se vea como "necesario" que la villa sea erradicada. No queremos aquí hacer referencia a los proyectos de solución (que no solucionan nada), ni a las mentiras y/o desconocimiento total de parte de los funcionarios, empezando por el Presidente de la Nación. Lo que nos importa, para esta reflexión, es el desenlace que tomaron los acontecimientos (de lo anterior pueden informar muy bien los sacerdotes que trabajan en villas miserias en la Capital Federal que emitieron 18 documentos anunciando las verdades y mentiras de las soluciones o caminos tomados por el Gobierno). Las topadoras y la fuerza pública tiraron abajo las casas de familias de la Villa 31 y golpearon salvajemente a los vecinos que, obviamente, se opusieron a este atropello. Faltando absolutamente a la verdad (= mintiendo) el secretario Pereyra de Olazábal afirmó que los culpables (= los villeros) quisieron aparecer ante la opinión pública como víctimas, mientras que las víctimas (= la sociedad, la fuerza pública) aparecían como culpables. Bastan ver los videos de ese momento dramático, con tanto atropello de los elementales derechos humanos, [2] o basta saber que los que comandaron el operativo sabían perfectamente a quienes buscar y golpear ("este es fulano", "dale a mengano" afirman los vecinos de la villa que decía quien comandaba el operativo) para saber dónde están las víctimas. Como siempre, los pobres.

            Pero esto es "historia pasada", lo que nos interesa en este momento (para que no sea historia pasada) es reflexionar lo que allí vivimos esos días los que estuvimos en la villa hasta que la mesa de negociaciones ocupó el lugar de las topadoras o la policía montada. [3]

La lepra

            Es sabido que durante siglos la lepra fue una enfermedad "maldita". En la Biblia, sin embargo, es más que eso. El leproso era un muerto viviente. Era alguien que debía retirarse de la vida comunitaria, "vivir" fuera de la ciudad, no podía participar del culto, era absolutamente "impuro" y transmitía la impureza a quien entrara en contacto con él. Sólo otro leproso podía acercársele, motivo por el cual era frecuente que se juntaran entre sí, aunque tuvieran pocas cosas en común en su "vida pasada". Debía andar con una campana por los caminos fuera de la ciudad gritando públicamente su impureza y debía, también, apartarse humillantemente del paso de los "sanos". Evidentemente era un excluido (ver Lev 13 y 14).
            La sociedad moderna tiene, lo sabemos, nuevos excluidos, pero algunos son notablemente parecidos a los leprosos de Israel. Los villeros no tienen derecho a vivir en la ciudad, la contaminan (= desvalorizan [4]), son un insulto agresivo ("negro" y "villero" son insultos para calificar lo más bajo de una persona; algo obviamente dicho por los que se califican como más "altos", "blancos", "puros"); a ellos se atribuyen las mayores lacras sociales: vagos, borrachos, ladrones... como si los millones en cuentas en Suiza (u otros "paraísos" [sic] fiscales), los funcionarios corruptos, las ventas de droga y armas, los empresarios coimeros y/o coimeados, los narcotraficantes, los inmorales de millonarias fiestas veraniegas donde muchos pasean impunemente sus borracheras fueran "negros villeros"... Pero veamos un poco más en detalle la cuestión.

"Activistas políticos"

            Con esa nada feliz frase, como suele hacerlo cada vez que alguien se opone a sus sueños de "sutil emperador", calificó el Presidente de la Nación al grupo de sacerdotes que, frente al atropello, frente a la sordera y ceguera de los funcionarios, empezaron una huelga de hambre. Otras veces -no pudo hacerlo aquí por motivos obvios- habló de infiltración marxista. Lamentamos sentirlo cada día más en sintonía del discurso y la praxis del Proceso militar; los indultos, el apoyo al general Bussi y a Pinochet sólo confirman esto.

            Dejemos de lado que es lamentable que un dirigente político use la palabra "política" como quien dice una mala palabra. Eso es escupir al cielo. Sería, por otro lado, la primera vez que una huelga es una "actividad"... Pero, analicemos un detalle sencillo:

            Ninguno, absolutamente ninguno, de los candidatos o pre-candidatos a intendente de Buenos Aires se acercó o habló de la Villa 31; obviamente la lepra es contagiosa y no era cuestión de aparecer como impuros para los habitantes de la ciudad. Acercarse al leprosario de Retiro es como cavar la tumba política. Para una ciudad que se cree "blanca" y "europea" nada más sucio que imágenes que nos recuerden que somos Latinoamericanos (mal que le pese al canciller Di Tella [5]). Pasaron los tiempos en que el partido gobernante le ofrecía al padre Carlos Mugica encabezar la lista de candidatos a diputados, precisamente por su apoyo a los villeros (y particularmente, de Villa 31); ni el mismo partido, ni ninguno de la oposición quiso arriesgarse al contagio de aparecer junto a los leprosos. Y los sacerdotes eran los que hacían política, según los políticos... Ironías del lenguaje.

            Éramos los que estábamos allí los que debíamos soportar los insultos de algún auto importado paseando por la autopista (y también algún gesto de apoyo, debemos decirlo); los de debíamos soportar la seudo-catolicidad basada en la mentira, el uso de la fuerza y la calumnia (por decir poco) del secretario Pereyra de Olazábal (y el silencio del Intendente al principio, [6] y la mentira después). Pero sobre todo eran los vecinos (= hermanos) de la Villa 31 los de debieron soportar los palos, las topadoras, quedarse sin trabajo por defender sus casas -como es el caso de Patricia-, los insultos, las piedras nocturnas contra las casas, y además, el desprecio de sus hermanos (que se llaman cristianos) de la ciudad.
            Curiosa calificación de "política" a la actitud de acompañar a la gente, en especial a los más pobres en sus angustias y tristezas. A esa actitud el Concilio Vaticano II la llamó actitud de la Iglesia (GS 1). ¿Cómo llamar, en cambio, el silencio cómplice o cobarde de aquellos "políticos" que por miedo a la contaminación siguieron paseándose y mostrándose "pornográficamente" en sus vacaciones a pesar del atropello de los derechos humanos de habitantes de la ciudad? ¿Habrá que llegar a la ironía extrema de proponer como futuro candidato al hipopótamo del zoológico, como se hizo en un país cercano? ¿Por qué será que nuestro jardín zoológico no tiene ejemplares de gorilas?

La (in)comunicación social

            La noticia, después del desastre primero, desapareció de los Medios de Comunicación. Sólo un recuadro parecía quedar en el espacio: "9 sacerdotes iniciaron una huelga de hambre". El conflicto seguía, más casillas estaban amenazadas [y alguna se tiró abajo, mal que le pesara a una mujer (claro, Marisa era boliviana) con sus dos hijos, que también vivía en esa casa]; pero la noticia eran los 9 sacerdotes, no las 2.100 familias que se tutean con el hambre cada día [7]. Con algunas excepciones, la situación quedó en un "silencio de radio". ¿A quién le importaba un leprosario? Pero la huelga siguió, el Presidente se fue de boca y apareció el Cardenal Quarraccino. Los Medios no pudieron callar...

            No seríamos justos si no reconocemos que algunos estuvieron cerca desde el primer día; no sabríamos si fue algo personal de los/las periodistas o de los Medios a los que representan [8], la actitud de dos jóvenes periodistas radiales y uno escrito fue, evidentemente, más allá de la búsqueda de una noticia o de una primicia. Otros medios empezaron a aparecer cuando los días pasaban y las fuerzas de los sacerdotes empezaban a flaquear; otros jamás aparecieron; otros, sistemáticamente mintieron o deformaron la noticia. El calificativo de "ocupantes ilegales" con que el diario La Nación se refería frecuentemente a los villeros no es muy lejano del de "leprosos" [9], la actitud de algunos periodistas en la villa, tampoco [10]. Resulta extraño que un país levantado gracias a la ocupación ilegal de tierras excomulgue hoy lo que bendijo ayer [11].

El "desde" dónde eclesial
            Esa sencilla preposición, "desde", marcó un hito pastoral en la Iglesia argentina. 

            "Que la Iglesia ha de discernir acerca de su acción liberadora o salvífica desde la perspectiva del Pueblo y de sus intereses, pues por ser éste sujeto y agente de la historia humana, que "está vinculada íntimamente a la Historia de la Salvación", los signos de los tiempos se hacen presentes y descifrables en los acontecimientos propios de ese mismo Pueblo o que a él afectan. Que por tanto la acción de la Iglesia no debe ser solamente orientada hacia el Pueblo, sino también, y principalmente, desde el Pueblo mismo" [12].

            Y esto fue reafirmado en nuestros días por los mismos Obispos [13]... Siempre será importante, por eso, saber "desde dónde" se hace una reflexión. La enorme discusión que se suscitó en España en el 1.500 por la actitud frente a las Indias ya lo afirmaba:

            "Nuestros teólogos en España, por muy célebres e ilustres que sean, caen, sin embargo, en no pocos errores cuando dictaminan sobre asuntos de las Indias. Pero los que la tienen cerca, las ven con sus propios ojos y palpan con sus manos, aunque ellos sean teólogos menos famosos, sin embargo, razonan con mucha más lógica y más acertadamente. Mucho, sin duda, sirve la experiencia directa y facilita grandes ocasiones de conocimiento" [14]

            La Iglesia, en su pastoral y, obviamente en su reflexión teológica, cree que debe pensar y partir desde el que sufre. No fue otra la perspectiva desde la que partió Jesús de Nazareth. Eso no significa, lamentablemente, que siempre se haga así. Desde la perspectiva de la villa partió la actitud de los sacerdotes; "tienen razón, no es lo mismo ver la realidad desde un escritorio, que desde la villa" afirman que dijo un obispo porteño...

            Cuando el "desde" es desde el poder (sea mirando desde el poder o desde las ambiciones de poder) las cosas se ven distintas. Como Caifás (Jn 11,49). Sólo "desde el poder" puede mirarse como "política" la actitud de los sacerdotes, sólo "desde el poder" puede hacerse una defensa pública de la "catolicidad" del gobierno en pleno conflicto [defensa que sí fue evidentemente política], sólo "desde el poder" puede optarse y hablarse contra hermanos obispos y a favor de los poderosos [15].

            Durante el tiempo que duró la huelga de hambre, y a pesar de ser tiempo de vacaciones, fue incontable el apoyo de los diversos sectores eclesiales, hermanos protestantes y de otras confesiones (judíos, particularmente); el pastor pentecostal de la villa estaba constantemente con nosotros; un sacerdote de la Iglesia católica no romana disidente participó (con menos prensa) íntegramente de la huelga de hambre [16]; la misa de solidaridad contó con la participación de más de 60 sacerdotes y un centenar de religiosos, además de un grupo muy numeroso de laicos; las adhesiones llegaban en cantidad diariamente (más de 150 sacerdotes de todo el país reclamaron justicia para sus hermanos villeros, y sin duda hubieran sido muchos más en otra época del año) [17]. La Iglesia estaba de pie.

            No se puede negar, en este contexto, que la presencia del Cardenal fue importante. No se manifestó ni de acuerdo ni en desacuerdo. Es posible lo segundo, pero su presencia convaleciente desmintió gestualmente toda lectura del hecho como "activistas políticos"; su presencia no pudo interpretarse políticamente y resultó un franco aval al "desde dónde" poner la mirada y la reflexión eclesial.

¿Y la gente?

            Mientras la ciudad permanecía impávida frente al (nuevo) rechazo a los leprosos, la proverbial solidaridad de la gente no se hizo esperar. Era difícil tener un momento de soledad; las bebidas aparecían a cada rato; y nunca faltó una viejita o una monjita de pretendió "bajo cuerda" pasar algo sólido "para que tengan fuerzas". Tampoco faltaron las actitudes vampirezcas que ofrecían casas a bajo precio, o los curiosos que querían tener su propia opinión, alguno que venía a ofrecer sus escritos o un conjunto musical... Las misas, cada tarde, estaban llenas de gente, de la villa y también visitantes (de otras villas o porteños inmunizados frente a la lepra)...

            Hay textos bíblicos suficientemente claros para iluminar nuestra reflexión: «Los malvados remueven los mojones, se apoderan del rebaño y del pastor. Se llevan el asno de los huérfanos, toman en prenda el buey de la viuda; arrancan al huérfano del pecho materno y toman en prenda al niño pequeño del pobre. Desvían al indigente del camino, y los pobres del país tienen que esconderse». (Job 24,2-4); «Hay gente que maldice a su padre, y a su madre no bendice, gente que se cree pura y no está limpia de su mancha, ¡gente de qué altivos ojos, cuyos párpados se alzan!; gente cuyos dientes son espadas, y sus mandíbulas cuchillos, para devorar a los desvalidos echándolos del país y a los pobres de entre los hombres», (Pr 30,11-14). Y toda semejanza con la realidad no es pura coincidencia.

            La gente sigue en la villa; la huelga de hambre terminó. Muchos lo recordarán, si lo recuerdan, como un hecho más del verano o de un grupo de "curas locos" o activistas políticos. Otros, preferiremos mirarlo desde Jesús, desde el Nazareno que tocaba leprosos, quería limpiarlos y -sobre todo- acercarles la vida nueva que Dios les trae: la salvación. Los que tienen un mundo organizado donde los leprosos sólo pueden existir en leprosarios, fuera de la ciudad, seguirán sin entender que la Iglesia de Jesucristo no tema contaminarse sino que prefiera mirar la misericordia de Dios desde la mirada del leproso, desde el perdonado que muestra mucho amor (Lc 7,47); que prefiera mirar la historia desde un pesebre y no desde un escritorio, desde la cruz y los crucificados y no desde los ídolos que siguen exigiendo sacrificios humanos. La historia de la villa 31 nos recordó que muchos preferimos mirar el amor de Dios desde el leprosario donde el amor de Dios se sigue haciendo universal, y donde el hombre se vuelve verdaderamente humano.

[*] artículo publicado originalmente en la revista Nueva tierra 30 (1996) pp. 36-39

Notas:

1 - Por si hiciera falta señalarlo, el autor quiere recordar que este trabajo no representa el pensamiento de la revista sino el suyo propio.
2 - Esperamos que esto aparezca, en las estadísticas de las violaciones de derechos humanos de nuestro país, mal que le pese a la "imagen argentina en el exterior".
3 - La cual, a pesar de órdenes de la presidencia siguió estando hasta el final. No fue la única intimidación: desde principios del conflicto se suspendió la recolección de basura, se prohibió el ingreso de camiones atmosféricos, se prohibió a los sacerdotes el uso del único teléfono, de propiedad municipal (la generosidad del MEDH cediendo un teléfono celular permitió romper la incomunicación)...
4 - Frente al dios dinero, codicia y mercado, es evidente que la moderna "pureza" está dada por el raiting, por lo que se posee (y muestra), el desfile obsceno de sonrisas y cuerpos perfectos, rubios y de la mano (es una forma de decir) del empresario o la modelo de moda...
5 - "Los pobres, esa gente fea", "Argentina no es totalmente latinoamericana" son algunas de sus más célebres frases...
6 - No deja de ser una nueva ironía de los acontecimientos que el Intendente Domínguez "firmara" el decreto 110/96 autorizando la demolición de "viviendas precarias" y autorizando el uso de la fuerza estando en los EE.UU. Resulta una enorme ironía semejante abuso de un "Intendente precario" y "de facto"...
7 - "Yo puedo hacer huelga de hambre, ellos no, porque nadie hace huelga con su propio hambre" rezaba el padre Mugica.
8 - No los nombramos para que la lepra no les impida mantener su trabajo o seguir creciendo (esperamos, que con el mismo amor a la verdad).
9 - Resultó pintoresca la actitud de este diario que tomó franca posición contra la Villa y la actitud de los sacerdotes mientras en su número de la revista del 4 de febrero exaltaba la figura de un sacerdote misionero en el África que, entre otras cosas, para defender a la gente los acompañó en una huelga de hambre. ¿El título? "Por amor a la gente". Los pobres están en el África o Calcuta, acá son "ilegales" y los curas hacen política...
10 - La preocupación de un funcionario por sus zapatos sucios con barro de la villa mostró en su máxima expresión el grotesco.
11 - La proliferación de indios tobas en villas del Gran Rosario no hace más que mostrar aún más la crueldad de esta barbarie. "¿Por qué será que los defensores de la propiedad privada empiezan cuando se hizo el Registro Civil y no desde que los mismos que lo hicieron le robaron las propiedades a los indios?" afirmaba el P. Mugica.
12 - Conferencia Episcopal Argentina (SM VI:56-57).
13 - Líneas Pastorales para la Nueva Evangelización 32 y 58.
14 - J. de Acosta, De Procuranda Indorum salute 1, IV c.11.
15 - Mientras un obispo, desde la villa, se solidarizó con la situación de la villa 31, otro obispo, conocido por sus cercanías al poder (y a los dineros del poder) hizo una opción totalmente distinta (no ciertamente una opción por los pobres).
16 - Lo cual sirvió a una radio oficial, a un funcionario municipal y hasta a un conocido sacerdote que frecuenta la TV a afirmar que los sacerdotes en huelga de hambre no estaban en comunión con el Papa...
17 - No negamos el silencio de otro gran grupo, movido por la incomprensión, la cobardía, las ambiciones de "progresar" eclesialmente, el desconocimiento, o la incapacidad de entender que la opción por el pobre es opción a dar la vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario